Vivió el exilio y a su regreso fundó Católicas por el Derecho a Decidir. Cuenta que se hizo feminista por una monja y que ella misma vivió dos abortos. Historia del pañuelo y su mirada sobre el futuro del movimiento: “debe reducir la desigualdad”.
Marta Alanis tiene 73 años y es la creadora del emblemático pañuelo verde feminista
Es la creadora del pañuelo verde que representa la pelea por el aborto legal y los derechos reproductivos, pero le escapa al título. Después de años de modestia reconoce que sí, que fue ella “pero hay un movimiento que inspiró la creación”. Marta Alanis tiene 73 años y lleva décadas hablando en plural. La militancia, siempre colect
Ahora que se usa en Estados Unidos, el pañuelo verde es definitivamente mundial aunque es justo decir que lo era hace rato. Más de una decena de países habían adoptado el color en sus reclamos locales y también la idea del pañuelo, que acá todavía cuelga en mochilas y carteras a pesar de la sanción de la ley en diciembre de 2020.
La historia del pañuelo verde
Hubo una primera vez. Fue en el Encuentro Nacional de Mujeres de 2003 que se hizo en Rosario. Lo cuenta Marta Alanis:
-Había unas 10 mil mujeres, pero incluso dentro del movimiento no había un consenso en relación al derecho al aborto. Ese año se hacía un taller y decidimos que era un espacio de trabajo entre las que ya estábamos de acuerdo con esa necesidad. En la entrada del aula se repartieron los primeros pañuelos y se vieron ya en la marcha que cierra los encuentros.
-¿Por qué verde?
-Anteriormente habíamos hecho unos triángulos color violeta claro, para llevar a una Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York por ahí por el año 2000 e hicimos eso poner sobre el triángulo violeta los derechos sexuales y reproductivos. Pero el violeta representa a todas las feministas y queríamos un color que represente al derecho al aborto. Los grupos antiderechos se consideran “pro vida” y pensamos que no nos podían robar el derecho a la vida. El verde es el color de la naturaleza. Lo usan los y las ambientalistas, ¿no? Así que le pusimos verde sin saber que nos íbamos a adueñar del color a nivel global.
-¿Y por qué pañuelos?
-Nos inspiramos realmente en los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo. Con la diferencia de que ellas eran las únicas que podían usar ese pañuelo blanco. Tenían dueñas reales. Nosotras pensamos los pañuelos para que los pueda usar cualquiera.
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“Recurrí al aborto”
Alanis nació en Cañada Gómez y vivió en Córdoba. Se casó joven y a los 21 ya era mamá. Su marido Julio Luis fue también un compañero de militancia. Murió en 2022 y la tristeza de ella es evidente. Juntos se mudaron a Avellaneda en 1976 y después al exilio. Primero en Bolivia, luego en Francia y principalmente en Nicaragua donde estuvieron cerca de la revolución sandinista.
-A los 28 ya tenía a mi cuarto hijo. Y luego tuve dos embarazos y recurría al aborto porque no podía tener más hijos. No nos podía mantener, no los podía cuidar. Fue lo que decidí en ese momento que era lo mejor para mi vida.
Católica y feminista
-¿Cómo llegaste al feminismo?
-¡Por una monja! Fui a un seminario de Ivone Gebara, una monja brasileña que fue sancionada por el Vaticano porque habló a favor del derecho al aborto. Vino a Córdoba, dio un seminario de una semana que nos dio vuelta a la cabeza a todas las personas que fuimos. Empezamos a ver la realidad como quien se pone otros lentes.
-Sos fundadora en Argentina de Católicas por el Derecho a decidir, un nombre que sorprende a muchos. ¿Sos católica?
-Yo soy católica. De origen y de familia. He logrado resignificar mi ser católica. La Iglesia Católica no es monolítica, hay pluralidad dentro de la Iglesia Católica y la doctrina abre una posibilidad muy grande a disentir. No pide obediencia debida, reivindica la libertad de conciencia. El derecho a decidir nace de esa disidencia de la que no habla la jerarquía de la Iglesia.
-¿Seguís yendo a misa?
-Voy de vez en cuando, con sacerdotes amigos o amigables.
Alanis sigue siendo una persona de fe. Cree en Dios y cree también en la potencia transformadora de la militancia feminista. Abraza la llegada de chicas jóvenes y el crecimiento de un movimiento en el que se la nombra dentro de “las históricas”. “Alguna vez nosotras también fuimos un movimiento de gente joven”, se ríe Marta. Y habla del futuro:
–El feminismo no es solo aborto, eh. Me parece que hay muchas cosas donde aportar en una amplia política de alianzas. Tenemos que deconstruir la terrible desigualdad que estamos viviendo y que es peor en la pospandemia. Las feministas tenemos un rol ahí también. Fuente: TN