En Argentina hay 13,2 millones de niños, niñas y adolescentes y si bien el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se encuentra entre los países con Índice de Desarrollo Humano (IDH) muy alto, la pobreza afecta al 57 por ciento de los menores de 18 años. A pesar de la existencia de políticas públicas en todos los niveles de gobierno, la estructura federal del país y las grandes diferencias entre gobiernos subnacionales dificultan la igualdad de derechos para niños, niñas y adolescentes (NNyA).

El acceso a Educación de Calidad es uno de los derechos que permite a los niños y niñas tener más y mejores oportunidades para su vida. En ese sentido, el ecosistema de actores que trabajan para que así sea es cada vez más diverso: Estado, empresas y organizaciones de la sociedad civil trabajan para que además del acceso, también la tecnología sea una herramienta para acceder a otros derechos.

“La propuesta escolar actual se encuentra alejada de los intereses, búsquedas, formas de comunicarse y construir conocimiento de los jóvenes. Esta experiencia de desencuentro cultural, dificulta que los estudiantes descubran el profundo sentido de aprender. Los alumnos necesitan propuestas escolares que les otorguen protagonismo, autonomía y diversas oportunidades de desarrollar las habilidades y aprendizajes necesarios para la vida, en el marco de una cultura colaborativa, abierta y digital”, afirma a AIM Luciana Alonso, directora del proyecto Eutopía.

Cada vez más, se requiere de políticas y abordajes multidimensionales y también multisectoriales. De este modo, es posible generar una red de contención que permita no sólo atender las necesidades básicas de esta población, sino también construir una red de crecimiento y desarrollo pleno de las infancias.

Brechas y desigualdades que preocupan

Uno de los aspectos críticos en materia de infraestructura para el desarrollo de propuestas pedagógicas y de servicio es la conectividad. Según el Ministerio de Educación de la Nación. En la actualidad hay 15.954 escuelas conectadas por medio del Plan Nacional de Conectividad Escolar (PNCE), de las cuales 6780 son primarias, 4660 son secundarias, 2875 corresponden a nivel inicial y 1639 a otras instituciones. De esta forma, aseguran que hoy en día, un 50 por ciento del total de alumnas y alumnos del país están conectados a internet.

No obstante, la última encuesta presentada por Unicef señala que se redujo del 42 por ciento al 26 por ciento la cantidad de hogares que no tienen computadora o tablet para la realización de las tareas escolares entre 2021 y 2022, y del 30 por ciento al 8 por ciento quienes no tienen celulares en el mismo período. Sin embargo, uno de cada cuatro hogares no cuenta con ningún dispositivo en el hogar disponible para la realización de las tareas escolares.

En la misma encuesta se menciona el impacto que ha tenido la pandemia sobre los aprendizajes: el 50 por ciento de los hogares considera que los niños, niñas y adolescentes finalizarán el nivel en curso con menos aprendizajes de los que deberían haber logrado. El 33 por ciento plantea que sus hijos e hijas verán afectado su desempeño futuro como estudiantes. Y el 50 por ciento de los y las adolescentes señalan que los aprendizajes en este año escolar fueron escasos.

Oportunidades para el futuro
Desde hace años, la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi) señala que en el país hay un déficit de 5.000 puestos sin cubrir en el sector IT. No obstante, advierten que la cifra ascendería a 15.000 si se contempla, si se consideran posiciones IT en otros sectores de la economía. Aún con este déficit, la economía del conocimiento es el tercer sector exportador en Argentina.

En este sentido, el mundo actual exige tener en cuenta a la tecnología y su impacto en todas las esferas sociales, educativas y productivas. Cada vez son más las iniciativas en toda la región que convocan a los jóvenes al campo de las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática). Si tomamos los últimos datos de inscripción a carreras en la Universidad de Buenos Aires, se observa que Ingeniería en Informática, que en 2016 estaba en el puesto 18, ingresó en 2022 al top ten de las carreras más elegidas. Sin contar el crecimiento poblacional, en 2016 se anotaron para ser ingenieros en Informática 755 personas, mientras que este año lo hicieron 1.776. Es decir un aumento del 135 por ciento.

Pero estos esfuerzos de las diferentes gestiones públicas y privadas de los países, no parecen ser suficientes. Para que el crecimiento de esta matrícula siga en aumento, es fundamental que las vocaciones se forman desde edades tempranas, en el período inicial y primario de la escuela, y en los hogares a través del involucramiento y participación de la familia en los primeros pasos del aprendizaje de los niños y niñas.

“Es importante generar conciencia sobre la importancia de fortalecer la enseñanza de las ciencias duras en los jóvenes, porque en ellas está la clave del presente y futuro de la humanidad. El desarrollo de las habilidades STEM debe ser tema de agenda permanente, ya que se necesita buscar nuevas formas de aprendizaje, que acerquen a los niños, niñas y adolescentes a los números, desde otro lugar más atractivo y divertido”, comenta Nicolás Schenquerman, Regional Manager de Matific para Latinoamérica.

Por su parte, Matías Scovotti, CEO y cofundador de Educabot, señala que la tecnología avanza y nos plantea un futuro sin límites y lleno de desafíos. “La educación STEM asume un rol cada vez más central de cara al futuro. Incluirla de manera integral en las clases proporciona oportunidades a las nuevas generaciones de enfrentar los retos de los nuevos paradigmas educativos y laborales”, afirma.

Para aprender más y mejor, también es fundamental cambiar las estrategias de enseñanza, y reforzar el vínculo entre escuelas y familias. En este sentido, las nuevas metodologías de aprendizajes basadas en herramientas tecnológicas gamificadas, se están imponiendo con excelentes resultados.

“Con plataformas como Matific, los padres pueden obtener rápidamente información respecto al seguimiento del progreso matemático de su hijo en tiempo real, tanto en la aplicación como en línea. Las familias pueden seleccionar desde la plataforma la opción que corresponde al grado o nivel que se encuentra su niño, y de forma automática, la aplicación le desplegará el contenido adecuado de acuerdo al plan de estudio. No tiene que saber o tener un gran nivel de matemáticas el familiar que acompaña y/o realiza el seguimiento de la actividad de su hijo en la aplicación, ya que estos juegos se adaptan y permiten generar rutas de juegos personalizados a cada niño”, destaca Carolina Canosa, Head of marketing LATAM de Matific.

Del aula a la mejora sistémica
Pero no se trata sólo de utilizar la tecnología como herramienta para el desarrollo de habilidades para el presente y futuro, sino también para mejorar el diseño de políticas que aborden las problemáticas actuales de las infancias.

“Hoy atravesamos una realidad desafiante y los integrantes del sector educativo, debemos esforzarnos por ser un apoyo en los desafíos que se presentan. Uno de los más importantes es generar las condiciones para mejorar la calidad del aprendizaje, y quién mejor que la tecnología para brindar ese apoyo tan necesario”, agregó Ariel Gringaus, CEO de Colegium.
Sin ir más lejos, Gringaus señala que las tecnologías nos permiten contar con diagnósticos de manera oportuna y de ese modo nos permiten mejorar y tomar decisiones a tiempo para poder ayudar a todos los niños y niñas a mejorar la calidad de los aprendizajes. “Los datos están entonces disponibles para detectar patrones y predecir tendencias en pos de nivelar los procesos de aprendizaje, para que ningún estudiante se quede atrás en sus estudios”.
Acortando brechas

No solo hablamos de mejorar los aprendizajes o las intervenciones a través de la tecnología, sino de las brechas que necesitamos resolver para construir una sociedad más justa. De acuerdo a un relevamiento de ONU, para 2050 el 75 por ciento de los?trabajos estará relacionado con las áreas STEM. Sin embargo, hoy las mujeres ocupan apenas el 22 por ciento de los puestos en inteligencia artificial, por mencionar solo una.

¿Cuál es el eje central en esta diferencia? “El punto está en las barreras sociales que se enfrentan las mujeres desde la infancia, es decir, los estereotipos familiares y sociales, que se presentan antes de elegir una carrera y durante la cursada de la misma. Reconocer que esta brecha de género está presente es el puntapié inicial para transformarla, porque los estereotipos terminan excluyendo a las mujeres de un segmento, como es la ciencia y la tecnología, que genera valor, oportunidades laborales y mayores posibilidades de crecimiento económico”, afirmó Micaela Unamuno, gerente de Operaciones de Educabot.