Roberto Carmona declaró en la segunda audiencia del juicio oral que se le sigue en Córdoba, por el crimen de Javier Bocalón. Dio detalles sobre el episodio. El padre y la hermana del chofer no pudieron contener su bronca y desconsuelo.
Roberto Carmona (63), conocido como “La Hiena Humana”, el criminal más temible de Córdoba, volvió a hablar este miércoles en el juicio que se le sigue por el asesinato a sangre fría del taxista Javier Bocalón (26) en la calurosa tarde del 13 de diciembre de 2022.
Carmona, quien estaba preso en el penal chaqueño de Sáenz Peña, había viajado a Córdoba para cumplir con una salida transitoria avalada por la jueza Ligia Duca, de la provincia norteña.
En su relato ante los jueces de la Cámara Octava del Crimen, el “lobo solitario” -como él mismo se definió- contó cómo burló los controles de sus custodios que prefirieron ver la semifinal de la Copa del Mundo en la que Argentina jugaba su clasificación ante Croacia antes que prevenir cualquier escape.
Desde la caja de máxima seguridad en la que sigue las audiencias, a escasos metros del padre y los familiares del taxista, detalló de manera minuciosa la mecánica que utilizó para matarlo con una cuchilla que -según su versión- le compró por 15 mil pesos a uno de los guardiacárceles que lo trajo a Córdoba.
“Lo abracé, le puse la cuchilla en el cogote. Le entré un poco y le dije: ‘bajate porque te mato’. Él me dijo: ‘no me robes la herramienta de trabajo’ y yo le empecé a dar no sé cuántas puñaladas”, precisó ante una auditorio todavía sin reacciones. “Lo corro al asiento del acompañante y choco porque las piernas de él no me permiten frenar”.
Andrea, la hermana del taxista, reaccionó luego cuando Carmona evitó nombrarlo mientras mencionaba algunos planteos que había hecho ante los medios Raúl Bocalón, el padre de la víctima, según la crónica del diario Clarín.
Todo volvió a la normalidad ante el pedido del presidente del Tribunal técnico del juicio por jurados populares que se sigue en Córdoba a uno de los máximos asesinos de la historia criminal de la provincia mediterránea.
El prontuario de Roberto Carmona
Roberto José Carmona (62) está preso desde hace 38 años. Después de rondar por instituciones de menores judicializados, cuando tenía 18 años fue condenado por un robo calificado. Salió en libertad condicional a los pocos años y cometió su primer crimen en 1986. La víctima fue la adolescente Gabriela Ceppi (16), a la que secuestró en las afueras de Carlos Paz.
El cuerpo de la joven apareció después de la detención de Carmona. Él mismo les indicó a los policías adónde lo había ocultado.
Otros dos crímenes fueron intramuros, en cárceles de Córdoba y Chaco, y las víctimas fueron Héctor Bolea, en 1994 y Demetrio Pérez Araujo, en 1997.
La tarde del 13 de diciembre de 2022, con las calles de Córdoba desiertas mientras la Selección Argentina jugaba su pase a la final del Mundial de Qatar, Carmona aprovechó un “descuido” de sus custodios y se escapó de la casa de su esposa durante una salida transitoria. Nada tardó en volver a matar.
Este miércoles, atento a que todas las miradas se posaban sobre él, afloró la personalidad altanera y egocéntrica de un asesino al que parece gustarle mostrar ese rasgo de psicópata de molde cinematográfico.
Utilizó su derecho a declarar y aceptó responder preguntas siguiendo el mismo patrón del lunes, en la primera audiencia del juicio: embarrar a la Justicia y al sistema penitenciario chaqueño y tratar de desligar a su esposa, Ángela Etudiez, de cualquier responsabilidad en su fallido plan de escape.
“Empecé a armar la posible fuga y elegí muy mal irme de la casa de mi esposa cuando antes pude haberlo hecho caminando, en bicicleta, a caballo, cuando estuve en una granja en Corrientes. Vivía en una casa solo y tenía que marcar mi presencia dos veces por días”, sostuvo el múltiple criminal.
Luego dio detalles sobre la cercanía que tenía con los jueces de Chaco que le otorgaron salidas transitorias y la manera en que pudo seducir a los guardiacárceles hasta transformarlos en instrumentos de su propio escape.
“No te voy a dar la libertad condicional porque en los tiempos violentos que vivimos, me van a defenestrar. No te olvides de que sos famoso”; aseguró que le dijo un juez chaqueño en una conversación que mantuvieron en el interior del auto del magistrado.
De todos modos, Carmona logró que la Justicia chaqueña lo habilitara a viajar dos o tres veces al año a Córdoba para visitar a su esposa, en su casa del barrio cordobés de Las Violetas.
El escape
Dejando mucha tela para cortar para el juicio que se le seguirá a los cinco guardiacárceles que permitieron que se fugara y a su esposa por su presunta complicidad, Carmona contó cómo burló la seguridad del penal de Sáenz Peña, Chaco, para trasladar tres cuchillos el interior del gabinete de un viejo televisor. Uno de esos cuchillos, que según sus dichos le compró a un custodio, fue el que utilizó para matar a Bocalón.
“La TV era de la época de Colón, no lo iba a usar mi mujer”, dijo en tono sarcástico.
Luego contó que aprovechó que su esposa y el oficial a cargo del viaje salieron a comprar el asado –que luego comerían todos juntos– para sacar los cuchillos de la TV y dejar todo acomodado en su mochila, donde llevaba elementos de higiene.
“Cuando le puse grafito a la puerta de la cochera, probé la llave y nadie me vio. Ya tenía un punto, nadie se iba a dar cuenta de que la puerta iba a estar abierta”, sostuvo.
Y reconoció: “Muchos detalles se me escaparon. No tener dinero, es uno. Si hubiera tenido dinero, el hijo del hombre (por Bocalón) estaría vivo”.
Brutal homicidio en Córdoba
Carmona contó luego cómo se sucedieron los hechos en las dos horas de su libertad en las que sembró muerte y terror en las calles de los barrios populares de Córdoba.
“Aparece el taxi. Le hago seña y aparece el hijo del hombre manejando”, dijo volviendo a mirar a Raúl Bocalón, el padre de la víctima de su crimen.
Luego contó que el taxista le convidó agua fresca y qué él intentó engañarlo al decirle que tenían que pasar a buscar a una prima.
Y después precisó el modo en que asesinó a su cuarta víctima.
Carmona reconoció que perdió el norte en la tarde del 13 de diciembre de 2022 y que no pudo cumplir con el objetivo que se había trazado que, por cierto, no quiso revelar.
“Como el delincuente que he sido toda mi vida me convertí en un maldito depredador. Como un hombre en el medio del mar, trata de mantenerse a flote a cualquier precio”, dijo.