En la tarde de este jueves se conoció el fallecimiento de Marciano Cantero, cantante de la emblemática banda mendocina Los Enanitos Verdes. Se encontraba internado en la clínica de Cuyo por problemas en los riñones.

Marciano Cantero, el mendocino líder de Los Enanitos Verdes, murió en la tarde de este jueves tras pasar varios días internado en terapia intensiva. Había sido derivado a la Cínica de Cuyo el pasado 29 de agosto por problemas en sus riñones.

Según habían informado oportunamente sus allegados, el músico de 62 años había sufrido una complicación renal que provocó su urgente internación e intervención quirúrgica para extirparle un riñón y parte del bazo. “Fue operado el lunes, está en terapia intensiva, de a poco va a mejorar”, había contado alguien de su círculo íntimo desde la clínica.

Sin embargo, entrada la noche de este jueves se conoció la triste noticia del deceso de Cantero. Luego de la confirmación comenzaron las repercusiones desde varios sectores de la sociedad y las despedidas de los fanáticos de Los Enanitos Verdes en las redes sociales.

Nacido el 25 de agosto de 1960 y con infancia y adolescencia en San José, Guaymallén, Horacio Eduardo Cantero Hernández lideró la banda mendocina de rock más popular de Mendoza. Junto con Felipe Staiti y Daniel Piccolo llevaron las letras de Los Enanitos de Verdes a toda América Latina. Particularmente lograron una revolucionara popularidad en México y en Chile.

Una figura muy querida

Horacio Eduardo Cantero Hernández, su nombre completo, dio sus primeros pasos en Mendoza junto al guitarrista Felipe Staiti y el baterista Daniel Píccolo. Juntos, a fines de los años ’70 se convirtieron en la banda más popular de Mendoza y decidieron probar suerte en Buenos Aires.

Los primeros pasos fueron duros, pero de a poco se hicieron conocidos y lograron actuar en festivales y llamar la atención de los productores, hasta que finalmente les ofrecieron grabar su primer disco. Salió en 1984 y contó con la producción de Leo Sujatovich, padre de Mateo, líder de Conociendo Rusia, y tuvo la participación especial de David Lebón como invitado.

Simpático, humilde, con un gran sentido del humor y su característica tonada mendocina, Marciano y sus compañeros rápidamente se ganaron un lugar en la dura escena porteña.

El boom continental

Enanitos Verdes pegó el salto de popularidad con su segundo álbum, Contrarreloj, producido por Andrés Calamaro y con los hits La muralla verdes, Cada vez que digo adiós y Tus viejas cartas.

A partir de ese momento comenzó una carrera ascendente que nunca se detuvo. De hecho, la banda estaba retomando su gira de aniversario por sus 40 años, que había quedado trunca por la pandemia.

El crecimiento de Enanitos Verdes en el exterior no solo se debió al hecho de tener buenas canciones y hits, sino que antes del segundo álbum habían salido de gira por Latinoamérica como banda de apoyo del cantante Piero. Así se hicieron conocidos en muchos países, con un trabajo de base que luego cosecharon hasta igualar el alcance continental de artistas como Soda Stereo y Miguel Mateos/Zas.

Para mediados de 1987, la banda llevaba realizados más de 100 conciertos por toda la Argentina. Fue un año de asentamiento y grabaron su tercer álbum Habitaciones extrañas, que alcanzó un impresionante éxito gracias a temas como Te vi en un tren, Por el resto y una versión del clásico El extraño del pelo largo de La Joven Guardia.

En febrero de 1988, el grupo fue invitado como Artista Central al Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, donde ganaron dos Antorchas de Plata. Llegó la expansión en toda América Latina, con su primera gira internacional y la grabación de su cuarto disco, Carrousel, con los hits No me verás y Sos un perdedor.