Aún sin datos oficiales, se estima que diciembre cerró con una inflación superior al cinco por ciento. Así, 2022 terminó con una suba del IPC en torno al 95 por ciento anual, récord en las últimas tres décadas. Y las perspectivas para este 2023 no son demasiado alentadoras.

Es que distintos analistas consultados señalaron una serie de factores que volverían a presionar los precios al alza durante este año, marcado por las elecciones presidenciales, y que harían que la inflación traspase la barrera del 100 por ciento interanual en los próximos meses.

Los ajustes de distintos precios regulados, la volatilidad en los tipos de cambio alternativos y el impacto que puede tener la sequía para el agro, son algunas de las causas que pueden atentar contra la desaceleración del IPC en los próximos meses. De hecho, de acuerdo con el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) realizado por el Banco Central, el pronóstico de inflación para diciembre de 2023 es de 99,7 por ciento interanual.

De hecho, se estima que, luego de la desaceleración de noviembre (4,9 por ciento), tanto en diciembre como en los primeros meses de este año la inflación vuelva a incrementarse.

“Para el primer trimestre de 2023 proyectamos que el Índice de Precios Minoristas retorne a las variaciones mensuales del orden del seis por ciento, reflejando los fundamentos monetarios y fiscales de fondo. A lo que se sumarán ajustes en precios regulados que vienen atrasados; recordando que se acelerará la quita de subsidios a las tarifas y, además, el aumento de transporte. Con esto, durante los primeros meses del próximo año se cruzaría la barrera de suba del IPC general del 100 por ciento”, señaló a Ámbito Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

“El piso de la inflación en 2023 está en 100 por ciento anual”, aseguró por su parte el economista Jorge Neyro, quien detalló: “Las presiones inflacionistas, derivadas de los aumentos de precios regulados, la probable aceleración del precio de la carne después de muchos meses de gran estabilidad, la emisión monetaria que está empujando los dólares financieros y, también, la cuestión de un cierto aumento del gasto público antes de las elecciones, sumado a la gran sequía que probablemente reduzca la oferta de dólares el año que viene, todo eso genera presiones que van a mantener la inflación alta, por lo menos en el 100 por ciento”.

En ese sentido, Neyro sostuvo que difícilmente alguna medida del Gobierno pueda torcer ese rumbo: “Evitar niveles como este año está casi fuera del alcance del Gobierno, salvo por algún éxito pasajero que está teniendo el programa de Precios Justos y algún congelamiento. Pero las prepagas van a ser indexadas a la inflación o al aumento de salarios; los colectivos y trenes metropolitanos, también; las paritarias en sí mismas, están por encima del 100 por ciento en muchos sectores. Todo eso va a seguir empujando a la inflación, no se ve ningún tipo de posibilidad que la inflación descienda del 100 por ciento a largo plazo”.

“En principio, la inflación podría tranquilamente seguir un camino como el de este año”, señaló al respecto Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, quien detalló: “En un escenario optimista, creería que puede desacelerarse mes a mes, muy gradualmente. Pero eso no exime de tener vaivenes, por ejemplo, vinculados a movimientos en los dólares paralelos o a nuevas medidas que se puedan tomar en torno a los controles cambiarios o incluso a los acuerdos de precios. Entonces la política, que todavía es incierta para el año que viene, es clave para saber cuál va a ser el derrotero final”.

“Pero, hoy por hoy, suponiendo que no hay cambios con respecto de la situación actual, uno podría esperar una desaceleración muy gradual. Y que, entonces, la tasa de inflación acumulada en el año baje un poco con respecto a este año, pero se mantendría en niveles más altos que en comparación con los años previos. Y eso marca la fragilidad de la cuestión, porque ante cualquier shock inesperado, cualquier episodio de crisis, puede ocurrir que haya una aceleración nominal nuevamente, que empate este año o que lo supere también”, sostuvo Kalos.

Y este año hay diversos focos que pueden generar volatilidad en la economía. El principal es la elección presidencial. “Ese va a ser el gran condimento. En el medio, por supuesto, hay riesgos geopolíticos a nivel internacional (por ejemplo con el precio del petróleo); hay que seguir el tema de las tarifas de servicios públicos, que es uno de los componentes clave y viene atrasándose año a año; hay que seguir el precio del dólar oficial, que viene atrasándose con respecto del resto de los precios; también hay que seguir el tema de los salarios, que vienen atrasándose desde 2016, casi de manera ininterrumpida, y en el contexto de un año electoral el Gobierno seguramente quiera darle algún tipo de impulso a los ingresos familiares”, analizó el director de EPyCA Consultores.

“Es decir, hay mucha incertidumbre respecto de la política y hay un escenario base que puede ser moderado en comparación con el escenario de 2022, pero que todavía no es auspicioso en general”, concluyó Kalos.

Finalmente, Martín Calveira, economista investigador del IAE Business School, sostuvo que en los últimos meses “la dinámica inflacionaria mensual evidencia una baja, luego de sostenerse por encima del seis por ciento desde marzo, evidenciando los efectos temporales de la regulación y control de precios”. “En efecto, la temporalidad de los efectos se asume de corto alcance dados los desequilibrios del mercado monetario y cambiario”, destacó.

“Hacia el año próximo se espera una inflación similar, al menos en el primer trimestre y pese a la insistencia de controles y acuerdos de precios en una macroeconomía con desequilibrios sostenibles. En ausencia de un programa integral de estabilización y crecimiento, la dinámica de precios persistirá en forma similar”, subrayó Calveira.
Fuente: Ámbito