Luisina Percara transitó sus estudios secundarios en la Escuela Agrotécnica “José Campodónico”, la que sin dudas marcó su camino profesional. En 2019, obtuvo su título en la Universidad Nacional del Litoral, en Esperanza, Santa Fe.
Tras recibirse, trabajó en Córdoba. Luego, por unos meses ejerció en Tucumán y en el 2022 fue a vivir a Puerto Deseado, donde permaneció por un año y medio.
Desde hace dos meses, con 30 años, la médica veterinaria vive en el distrito 7 de Ho Chi Minh, ciudad de ese país del sudeste asiático.
“Siempre había querido tener esta experiencia. No me bastaba ir de viaje como turista sino algo más local. Quería un país en el que se hable inglés u otro idioma para poder practicar. Apareció la oportunidad. Uno de los mayores problemas que tenemos los profesionales de la Salud es que no te reconocen el título en el extranjero, te ponen trabas u homologaciones que son tediosas. Eso acá en Vietnam no pasa. Mandé un currículo, me entrevistaron en inglés, me dijeron que les gustaba mi perfil y me contrataron”, relató la joven
Con la oportunidad en sus manos, Luisina renunció a su trabajo en Puerto Deseado, sacó un pasaje y organizó su partida. “Hice escala en Chajarí para visitar y despedir a la familia y a los amigos”, contó.
“Cuando llegué a Vietnam me dieron el uniforme y me dijeron tenés que empezar a trabajar. No hubo mucho tiempo de adaptarme y tampoco mucho tiempo de aburrirme. Me gusta. Es un país muy seguro, tranquilo para vivir. Estoy contenta. La comida me fascina, las condiciones laborales son buenas, estoy feliz de la vida acá”, expresó con entusiasmo en una comunicación entre dos puntos con diez horas de diferencia horaria.
Como profesional de las disciplina, fue contratada en una clínica veterinaria de pequeños animales, con sucursales en todo el sudeste asiático, lo que abre un abanico de oportunidades para ella, quien podría pedir el traslado hacia otros países de la región. En la foto de portada, Luisina atesora el vínculo con su primer paciente.
“La semana laboral en promedio es de 4 días, con rotación. Hay semanas que trabajo 5 o 6 días y otras, 1 o 2 días. Son 11 horas corridas de 8 a 19 horas. En el medio hay una pausa para almuerzo pero tengo que quedarme en la clínica por si hay una urgencia”, apuntó.
Al salario lo percibe en moneda local, un equivalente a 2 mil dólares mensuales. La empresa le pagó el alojamiento el primer mes y luego se hizo cargo ella, de unos 470 dólares al mes, incluidos los servicios agua, luz y wifi.
Luisina vive a 500 metros de la clínica. “La gente es muy confiada para alquilar. No piden requisitos, como garantía y depósitos”, acotó.
La empresa que la contrató también se hizo cargo de la visa y, tras un año, recibirá un pasaje anual ida y vuelta a Argentina, con 28 días de vacaciones pagas.
“Hice muchas amistades. Está la barrera del idioma, pero tengo compañeros vietnamitas, de Irlanda, Inglaterra, Francia. Es lo que quería, tener experiencia multicultural. Los vietnamitas son extremadamente hospitalarios con los extranjeros, eso me encanta de la gente de acá”, dijo.
Por último, la joven veterinaria reconoció que “la familia y los amigos, la cercanía con mi gente, es lo que más se extraña”. Claro está, el mate, ese que vincula con las raíces, es el fiel compañero que llevó hasta esas tierras del sudeste asiático. Publicó Chajarí al Día